LOS PORTEADORES DEL BIERZO
Mayo 1994
Texto y fotos: Alberto Puerta
Muy cerca de las tradicionales cuencas mineras asturianas, al otro lado de la Cordillera Cantábrica, el Bierzo, Fabero, Babia y Laciana, son comarcas leonesas cuya principal actividad económica radica en la extracción de carbón, y en ellas el transporte por carretera del negro mineral da la verdadera dimensión de un sector dinámico.
La precariedad de las líneas ferroviarias existente, mal endémico de Renfe en esta zona, y los numerosos puntos de explotación hacen de los camiones los máximos responsables de la mayor parte del acarreado del carbón. Esta carencia de infraestructuras más acordes con el transporte de graneles beneficia a nuestro sector de una forma fundamental para el desarrollo de estas comarcas leonesas. En la zona de Ponferrada, la capital del Bierzo, y comarcas adyacentes, más de quinientos camiones se dedican al transporte del carbón en su quehacer cotidiano. La mayoría del transporte está atendido por autónomos como fiel reflejo del sector, pero no faltan algunas flotas con mayor dimensión.
En franca decadencia desde la aparición de los combustibles hidrocarburos y las energías solar y nuclear, el carbón se utiliza masivamente para para alimentar las centrales térmicas y por el momento se encuentra en clara ventaja sobre las dos primeras. El carbón es más barato que los derivados petrolíferos y además no está constantemente sujeto a las fluctuaciones del mercado. Frente a la energía nuclear, de economía más rentable, gana el carbón por la concienciación ecológica surgida tras los accidentes de la isla de las Tres Millas en Estados Unidos y sobre todo por el de Chernóbil en la hoy extinta Unión Soviética. La costosa y compleja eliminación de los residuos radiactivos emitidos por el uso de combustibles atómicos, es otro factore determinante en la no proliferación de este tipo de centrales en nuestro país.
Todas estas circunstancias dan lugar a que el carbón asuma un papel de gran importancia en el contexto social y económico de las cuencas carboníferas leonesas. La minería del carbón genera un elevado número de puestos de trabajo directos, beneficiando a otros segmentos de industrias auxiliares que prosperan atendiendo a la logística de la extracción del carbón. Y en esta dinámica, el camión es el principal beneficiado.
A CIELO ABIERTO. A diferencia de las minas asturianas, de corte vertical, las explotaciones del Bierzo suelen ser horizontales o también a cielo abierto. En manos del capital privado, están obligadas a ser rentables por sí mismas, circunstancia difícil de lograr pese a las subvenciones estatales al carbón térmico. Dejando a un lado el pequeño porcentaje que se exporta o se consume en el resto del país, la casi totalidad de la producción es “quemada” y convertida en energía eléctrica por las centrales de Compostilla y Anllares.
La central de Anllares se ubica cerca de Villablino, un entorno agreste y salvaje. Propiedad de Unión Fenosa, sus responsables están plenamente identificados con el medio ambiente y se muestran orgullosos del escaso impacto medioambiental producido por la central que con una depuradora para humos y gases, y con una estación para el tratamiento de las aguas que son devueltas en las mismas condiciones de salubridad con las que fueron extraídas del río Sil. Con una potencia de 350 megawatios/hora y 7.100 mW/día, la central de Anllares consume 3.800 toneladas de mineral diarias, lo que viene a representar unos doscientos camiones por jornada. El excedente es almacenado en un parque ya que las reservas de carbón deben ser abundantes teniendo en cuenta que los crudos inviernos de la zona paralizan durante algunas semanas la llegada de nueva mercancía.
Tras pasar por báscula los camiones acceden a la zona de recepción, donde una pértiga de maniobra hidráulica extrae varias muestras de carbón para su análisis. Dependiendo de la pureza de la veta y de sus niveles de cenizas y tierra estéril, el precio final estará sujeto a variaciones. La descarga del carbón se realiza en dos tolvas de gran capacidad, donde los camiones se turnan sin cesar, pasando el carbón a través de unas cintas al parque de acopio, siendo posteriormente apilado por una gigantesca retropala. Finamente pulverizado, el carbón entra en la caldera inyectado con aire caliente, produciendo vapor de agua a una presión de 400 atmósferas, energía suficiente para mover las turbinas del alternador.
A QUIEN MADRUGA. Desde primeras horas de la mañana, el pulular de estos gigantes del asfalto es intenso. No se puede perder ni un minuto. Los camiones circulan con una cadencia que es necesario no romper si no quieres que el que te sigue realice un viaje más que tú. Aún así, la armonía reina entre ellos como norma general. Son profesionales y saben hacer su trabajo en condiciones extremas. La espera en la tolva para descargar se convierte en un pequeño concilio donde si el frío mañanero no lo impide, se charla de forma distendida de los problemas cotidianos.
Cada explotación minera cuenta con sus propios transportistas que trabajan “full time” para ellas. Es una táctica que beneficia a las dos partes. La mina resuelve el capítulo del transporte y el profesional tiene asegurado el trabajo de su camión durante todo el año. Para Antonio Pereira de Ponferrada esta forma de contratación tiene sus ventajas. “Trabajo todo el año para la misma mina de Piedrafita de Babia y tengo asegurados tres viajes diarios que me dan para ir tirando”.
Tradicionalmente los transportistas de la zona abusaron de las sobrecargas. La falta de básculas oficiales, los trayectos cortos y la baja rentabilidad del transporte propiciaron esta disfunción de la actividad. Sin embargo, y según nuestro interlocutor, la sobrecarga no resulta rentable. El poco dinero que llevas de más lo dejas en los talleres y en la gasolinera. Lo normal es circular con un par de toneladas de más, porque no se puede controlar a la hora de la carga. Pero todavía queda gente que les gusta trabajar con 7 u 8 toneladas de más.
EL GENERAL INVIERNO
La materia prima consumida por la central térmica de Anllares proviene lógicamente de la zona y su principal proveedor es la explotación Coto Cortés ubicada a más de 1.200 metros de altura, en plena Cordillera. Por supuesto que las sendas de montaña de esta mina no son practicables por los camiones convencionales y el carbón extraído ha de ser bajado hasta el cargadero de Cerredo por dúmpers de tracción total. En Cerredo el carbón es lavado y clasificado según su calidad y granulometría y de ahí pasa a sus distintas utilizaciones.
En la temporada invernal las dificultades de los transportistas se acrecientan. A las carreteras de complicado trazado es preciso sumar el hielo y la nieve. “Cuando la nieve pega fuerte –nos indica José Manuel Álvarez- tenemos que suspender el trabajo durante los días que dure el temporal. No valen las cadenas cuando esto se pone muy feo.
Una carretera privada de 15 kilómetros une la central con el cargadero. De firme aceptable y transcurriendo por un paisaje de agreste y salvaje belleza, donde es frecuente cruzarse con corzos y jabalíes, salva la montaña que separa la cuenca leonesa de Villablino con el valle asturiano de Degaña. La pista es cuidada con esmero por los responsables de la mina, teniendo en cuenta que su cierre implicaría la paralización del transporte. No es pues extraño ver las palas retirando la nieve y abriendo el camino para los camiones, principalmente trailers y cuatro ejes.
Más de quinientos camiones se dedican en la comarca del Bierzo al transporte de carbón. La tarea empieza muy de mañana y lo importante si se quieren hacer viajes de menos, es no perder el turno en la carga y la descarga. La central de Anllares consume unas 3.800 toneladas diarias de mineral equivalentes a la carga de 150 camiones.
COMO LA COPA DE UN PINO
Son muchos los profesionales que se dedican en las cuencas mineras leonesas al transporte del carbón y como muestra basten estos tres botones.
Joaquín Fernández. Es un joven conductor ponferradino de 29 años que se dedicó a la ruta durante cuatro años con un frigo. Ahora lleva cinco al carbón y su opinión es bien clara. “Aquí tienes la ventaja de dormir todos los días en casa. Se gana algo menos que en la carretera, pero a las cinco terminas la tarea”.
José Manuel Álvarez. Es autónomo, propietario de un Mercedes Benz trailer. Se trata de un veterano con dieciocho años de profesión. De ellos ha dedicado los últimos catorce a la mina, tras algún escarceo por las grandes rutas. “Este trabajo es simplemente para ir tirando. Somos muchos camiones en la zona y hay que repartirse los viajes”.
Antonio Pereira. Es propietario de un cuatro ejes Renault del que está muy orgulloso. “Este es un trabajo que exige mucho a las mecánicas y estoy contento con mi camión. En seis años que tiene no me ha dado ningún problema”. En lo concerniente al transporte del carbón coincide con sus compañeros. “Transportar carbón no es muy rentable, pero en algo hay que trabajar y en esta zona es lo único que tenemos ¡y que no falte¡ Fue un mal presentimiento. Algunos años más tarde todo quedó en el olvido……
Da tristeza leerlo…hoy no queda nada de todo aquello únicamente el recuerdo de quienes lo vivieron
Pues así es Iñaki… todo se va al garete y siempre hubiera sido mejor pagar las subvenciones y que estas estuvieran bien gestionadas, que no los desiertos sociales y económicos en los que se han convertido todas las cuencas mineras… Asturias, León, Palencia, Teruel, etc. En fin… una pena. Ya estamos más cerca de Venezuela