ROCK Y CROMO

ROCK Y CROMO

Octubre 1992

Texto y fotos: Alberto Puerta

          El “Princesa Esther” es un camión inconfundible por donde quiera pasa. Elvis a un lado, al otro Marily y por delante, “un mata-burros” impresionante. Y al volante de la máquina, Julio Lorenzo o Esther, tanto monta, monta tanto. Dos jóvenes roqueros que han hecho del transporte, de la música rock y de la velocidad su auténtica filosofía de vida.

Elvis Aaron Presley “El Rey”, revolucionó con su voz, su guitarra y sus insultantes movimientos de caderas, el mundo del rock and roll. Acomodador de cine y camionero en sus comienzos, antes de alcanzar su lugar entre los genios inmortales de la música, nos dejó esa forma de ser inconformista y rebelde que siempre caracterizó a los grandes mitos creando una música electrizante, adornada por un ritmo sensual que abrió un abismo de incomprensión entre generaciones.

          Por su parte Norma Jean Mortenson  Baker pasó al firmamento de las rutilantes estrellas del celuloide como Marilyn Monroe y fue sin lugar a dudas el sex simbol de toda una generación. Con su atractivo de vampiresa ingenua, sus curvas contundentes y sublimes subyugó las mentes y los cuerpos de nuestros padres hasta los límites de la idolatría.

          Inmortalizados ambos por infinidad de artistas y fotógrafos, nunca se les habría pasado por la imaginación que su look más característico formase parte de la decoración de la herramienta de trabajo de un rendido admirador. El lienzo de esta obra de arte es la acerada y brutal superficie de un impresionante Daf 95 400 Space Cab. El artista Germán Villamil, un fino diseñador asturiano que ya ha dejado su huella en otras realizaciones ejecutadas sobre varias cabinas de los reyes del asfalto.

Julio y Esther comparten la misma pasión por la música y la velocidad. Dos roqueros, tanto monta, monta tano, son la doble tripulación del “Princesa Esther”, un Daf 95 400 Space Cab, que ha visto transformado su interior en una sala de estar y cocina al mismo tiempo. Lleva lavabo con agua corriente, hornillo de gas, nevera para congelados, televisión, radio estéreo y ducha. En el exterior la mano alzada de Germán ha hecho diabluras. Elvis a un lado Marilyn a otro, dos mitos inmortalizados sobre el acero.

          Rocker de los duros, pese a su juventud nuestro protagonista ha hecho de la música, la velocidad y las toneladas de vidrio a sus espaldas, toda una filosofía de vida sin renunciar a un trabajo tan meticuloso como puntual.

          “De casta le vienen al galgo” como reza el refrán y Julio Lorenzo propietario de esta maravilla de las carreteras, ha heredado de su padre el nombre, el apellido, el oficio y la honestidad profesional a raudales. Desde muy niño Julio ha crecido con el penetrante olor a gasóleo pegado a sus narices y tras una etapa de devaneo con los libros, decidió continuar el esforzado oficio de su progenitor cumpliendo antes la imposición familiar de obtener el título de bachiller. Unos años calentando el asiento derecho del Daf 3600 del “Viejo” son el mejor aprendizaje antes de emprender la aventura de volar en solitario. En este camión comenzó a dar muestras de su inquietud embelleciéndolo con chimeneas cromadas, defensa delantera de acero inoxidable y todos los detalles que le fueron posibles aplicar sin romper la imagen corporativa de Casintra, cooperativa en la que militaba su padre como socio desde hacía muchos años.

          Con un buen maestro el doctorado llega pronto. Hace dos años que Julio compró su propia tractora y en ella ha dejado volar su imaginación para conseguir un vehículo tan bello y original como efectivo.

La decoración sobre fondo plata tiene el toque del aerógrafo trabajado a mano alzada, técnica más difícil que el tradicional “enmascarado”. Las figuras y las siluetas se van difuminando en el espacio, liberando el trazo del duro y cortante aspecto la les otorga la rectilínea máscara.

          Poco utilizada esta técnica por su propia dificultad y la cantidad de horas a invertir, la herramienta del artista se convierte de hecho en un pincel propulsado por aire y de su cuidada mezcla de colores puede salir una auténtica obra de arte.

          Si el aspecto exterior resulta impactante por la gigantesca defensa “mata burros”, sus gadgets cromados, las esbeltas chimeneas de escape apuntando al cielo y las escenas de Elvis a la guitarra y Marilyn con las faldas a la altura de la cintura de la famosa escena del metro en película La tentación vive arriba plasmadas a ambos lados de la cabina, el interior se convierte en un puesto de trabajo, sala de estar y cocina al mismo tiempo.

          Julio, un consumado “manitas” del bricolaje, ha montado una cocinilla de gas, lavabo con agua caliente, nevera con congelador, tele, radio-casette estéreo, ducha y una cantidad de detalles que transforma la cabina Space Cab en un lugar acogedor cuando las horas de conducción se han amontonado en el tacógrafo y se trata de recobrar, descansar y reponer las fuerzas.

A su lado su joven y atractiva esposa vela sus primeras armas como conductora de vehículos pesados y toma el relevo cuando se agotan los tiempos en la maldita “caja negra”. Toda una forma de ser y de estar de esta nueva generación de profesionales que ya está cogiendo el relevo. Casados hace dos años y dos meses, la ausencia de críos revoloteando por la casa permite a Esther acompañar de una forma asidua a Julio, aportando con su compañía y horas al volante un inestimable granito de arena a la dura tarea de su marido.

          Los sudores y desvelos de toda una semana de aquí para allá, recorriendo todas las carreteras del país transportando 24 toneladas de vidrio, se esfuman como por ensalmo al llegar de vuelta a casa y cambiar los 400 CV del Daf por los 100 CV de su potente Yamaha 1.100. Cazadora de cuero, gafas de sol oscuras, casco y acelerador a tope para salir como una flecha y sentir la violencia del viento golpeando en el rostro. El fin de semana es largo y hay tiempo para los amigos, el rock y la marcha. El lunes está cerca y hay que vivir la vida, apurar y aprovechar el tiempo sin volver la vista atrás.

ROCK AND ROLL Y RÁFAGAS AL CIELO POR TÍ, JULIO LORENZO

                               ADIOS A JULIO LORENZO, UN BUEN AMIGO

(Publicado en Transporte Mundial Nº 126)

+ Falleció en accidente el 15 de Octubre de 1997

       La sabiduría popular cuenta que Dios llama a los mejores, a sus elegidos. No sé si en todas las trágicas ocasiones esta afirmación resulta cierta, pero lo que si tengo muy claro es que en tu caso se cumple con creces.

       Mamaste esta profesión desde “guaje” y con tan solo quince años “como quince cartuchos de dinamita”, que diría nuestro admirado cantor José González, “El Presi”, empezaste a acompañar a tu padre, robándole a hurtadillas el volante para realizar alguna maniobra. Saltabas de cabina en cabina de Casintra y compartiendo un rato con cada compañero que te dejaba hacer tus primeros kilómetros, te hiciste todo un hombre en este duro yunque que es el oficio de transportista.

       Cuando tu padre se jubiló tomaste su relevo con tanta dignidad y profesionalidad que casi nos hiciste olvidar a aquel gran profesional que él fue. La tradición tenía continuidad en tu persona.

       Quién no recuerda aquel DAF que primorosamente decoraste con motivos roqueros, tu afición favorita después del camión. No solo llamaba la atención, sino que cumplía fielmente con su vocación de servicio. Nunca apreciamos en ti un mal gesto, una palabra de más, un volver la cara ante cualquier demanda. Tu mano estuvo tendida siempre para todos.

       Hoy, en plenitud de la vida, te vas, y te vas en tu puesto de trabajo como un valiente capitán que no abandona su barco, aunque este se hunda con la trágica violencia del accidente. Dejas un profundo vacío en tu familia y en tus compañeros y amigos que nadie ni nada podrá cubrir. Guía desde el cielo los pasos de “esi neñu pequeñu” que dejaste aquí y llévate contigo las toneladas y toneladas del cariño, del aprecio, del aprecio y del respeto que tus amigos y compañeros te profesamos, ¡¡ Adiós Julio Lorenzo ¡¡