ROSA ZAPICO: THE CRYSTAL QUEEN (LA REINA DEL CRISTAL)
Junio de 2017
Texto y fotos: Alberto Puerta
En un territorio con marcado carácter masculino, las chicas están buscando con tesón y férrea voluntad su parcela en el transporte por carretera.
La mejor muestra de esta iniciativa es nuestra protagonista del presente reportaje, Rosa Zapico que ya hace gala de su vocación transportando cristal por toda Europa a lomos de una preciosa máquina, cuyo volante comparte con su progenitor Roberto Zapico.
Desde siempre se ha visto nuestra profesión como una cuestión de hombres de “pelo en pecho” y en el que el sexo femenino no podía comerse una rosca debido a las exigencias de fuerza, destreza y “timming” lejos del hogar. Pero todo cambia con el paso del tiempo y en parcelas donde una mujer no encajaba en el pasado, ahora luchan codo con codo con sus colegas masculinos, dejando claro que nada se les interpone desde la misma cabina de un camión hasta el infinito.
A ello ha contribuido el tremendo desarrollo de los medios de transporte y en los que la fuerza bruta ya no representa una baza decisiva a la hora de determinar la eficiencia o profesionalidad dependiendo del sexo. Ellas han decidido que nuestro sector también puede ser el suyo y ya son muchas las que han apostado por hacer del transporte su medio de vida. Ciertamente su incorporación es tímida y limitada a día de hoy, pero la puerta ha sido abierta y un soplo de aire fresco entra a raudales para dar un nuevo impulso de regeneración a un sector cansado, anodino y ciertamente anclado en viejos tabús y costumbres.
Tomando el pulso a esta llegada de las féminas a nuestro oficio, la mayor parte de sus colegas de la otra acera les dan la bienvenida, acogiéndolas de igual a igual sus relaciones profesionales.
UNA XANA Y UNA GÓNDOLA
La rica mitología asturiana tiene como reina a una ninfa hilandera que teje su hilo de oro en límpidas fuentes de agua cristalina. Aquel afortunado que logre arrebatarles el hilo será inmediatamente rico puesto que el hilo de oro no tiene fin. Rosa no es la reina de las etéreas xanas pero a buen seguro que es la reina absoluta del transporte de cristal.
En el transporte asturiano tenemos una “xanina” que pilota un impresionante Mercedes Benz 1851 Gigaspace enganchado a una formidable góndola Faymoville para el transporte de vidrio plano de grandes dimensiones. De lo que no estamos seguros es de que algún pretendiente logre “robarle” su rueca de oro ya que está celosamente guardado por un férreo centinela; su padre Roberto. Como una gran parte de nuestra juventud, Rosa es una chica preparada que buscó su futuro lejos del transporte. Dos cursos superiores de formación profesional, el primero de atención socio-sanitaria y el segundo de auxiliar de enfermería podrían abrirle el camino hacia el futuro. No fue así y Rosa buscó refugio en casa, en el oficio que desde hacía décadas profesaba su padre Roberto.
Roberto Zapico, el padre de Rosa, había hecho sus primeras armas como chofer de pasajeros para cambiar de sector en 2000 y pasarse al de mercancías. Tras una experiencia con un tren de carretera compra una plaza en Saint Gobain a uno de los más veteranos de Asturias en el transporte de vidrio que se jubilaba; Alfredo Mateo. La fábrica asturiana de la multinacional está especializada en vidrios planos de grandes dimensiones por lo que precisa de una importante flota de “góndolas” autoportantes. Es un trabajo que requiere una alta especialización de los medios empleados ya que la complejidad técnica y la inversión de la góndola es uno de los factores determinantes de este tipo de transporte.
“Para mí el transporte de vidrio es un trabajo que no me presenta ningún tipo de dificultad –nos precisa Rosa- Hay que ser muy responsable a la hora de cargar y descargar el “caballete” ya que si bien la maniobra es sencilla comporta una gran responsabilidad”. A la hora de tomar la decisión clave en su futuro, el primer paso de Rosa era hacerse con los correspondientes carnets, Cap, etc. “Aproveché un curso completo en Asetra y de una tacada saqué el CAP, mercancías peligrosas y el C1. En un segundo curso ya completé todos los permisos y empecé con mi padre”, nos comenta Rosa.
Fiel “tifossi” de la marca de la estrella Roberto dispone de un impactante MB 1851 de última generación con cabina GigaSpace y decorado por Velasco. A su lomo Rosa y Roberto recorren las rutas comunitarias en una más que original doble tripulación; padre e hija. “Ahora parece que el trabajo ha bajado un poco por ciertas competencias desleales que no quiero ni nombrar –nos puntualiza Rosa- pero cuando el mercado “tira” siempre superamos los diecisiete mil kilómetros mensuales”.
En una jornada de “laboro” acompañamos a Rosa y Roberto a cargar su góndola a la factoría de San Juan de Nieva con el encargo de un viaje “corto” hasta Madrid. Lo bueno de este transporte es que no suele perderse tiempo en la carga y la descarga ya que el conductor y el propio vehículo se encarga de ello.
ENFILANDO EL HUERNA
La góndola Faymoville de construcción belga es un semirremolque técnicamente complejo y diseñado en exclusiva para este tipo de transportes. La suspensión “arrodilla” el remolque y se recoge el caballete con la carga para ponerlo en el aire al situarlo a la altura de marcha. El fuerte portalón trasero hace de refuerzo de la estructura dando rigidez al bastidor en forma de “U”. Para nuestra “xana” particular la maniobra no representa ninguna dificultad y a los mandos neumáticos de la góndola carga el “caballete” mientras que Roberto hace marcha atrás haciendo tope en la parte delantera. Solo queda fijar la carga con las guardas laterales hidráulicas, cerrar el portón y enfilar la ruta de “puntito 0”.
El día lucía magnifico para inmortalizar el precioso conjunto azul metalizado de la tractora con el blanco inmaculado de la lona de la góndola en contraste con los infinitos tonos verdes de la orografía asturiana camino de la meseta castellana.
Con una pícara sonrisa Rosa toma el volante bajo la atenta mirada de su padre. El primer turno de conducción está encomendado a la “guaja”. En el ascenso de la autopista buscando el túnel del Negrón todos saludan con respeto a esta neña que ha hecho del volante su profesión y que muestra el orgullo de seguir la saga de su padre.
Ya en tierras leonesas finalizamos esta intranscendente escolta que pudimos ofrecer a estos dos profesionales como la copa de un pino; uno cargado de veteranía y la otra con esas ganas de aprender que son admirables a día de hoy. El área de Caldas de Luna fue testigo de nuestra despedida con unos cafés compartidos y el deseo de “buena ruta” de rigor.
Agradecer a Rosa y Roberto Zapico su total colaboración para confeccionar este reportaje.